Centro de Yoga Arcadia
Búsqueda personalizada


Hay quien busca el Yoga en el extranjero, en la India, en el Himalaya o en lugares fascinantes... Lo cierto es que no hace falta irse tan lejos. Quédate donde estás, pues el viaje empieza en ti y la búsqueda culmina en ti. Nada hallarás fuera de ti que no se encuentre dentro de ti.




LA MUERTE, ¿FIN DEL JUEGO? (I)


Juego de la Oca
 En el juego iniciático de "la Oca", la muerte no es el final.

Para entender la vida —ese preciado don—, ha de entenderse, necesariamente, la muerte. Sin ese conocimiento, todo es en extremo fútil, vano e ilusorio, ya que hagamos lo que hagamos con nuestra vida, la muerte siempre nos aguardará al final del viaje.

    ¿Qué es la muerte? ¿Por qué nadie nos ha hablado en profundidad sobre ella? ¿Por qué en el colegio, instituto y universidad, tras veinte años de estudios sobre casi todo, apenas nos hablaron sobre ella? En las enseñanzas obligatorias y elementales que por ley todo niño ha de cursar, no se enseña cómo morir, y lo que es más triste, ni siquiera se enseña cómo vivir —que en cierta medida tiene relación con saber morir—. En mis más de veinte años de peregrinaje por los «templos oficiales del saber», nadie me ha enseñado nada útil sobre la muerte. Me han llenado la cabeza de conocimientos «irrelevantes», de los que apenas me acuerdo, y sin embargo algo tan «relevante» como aprender a vivir y a morir nunca me ha sido enseñado. Es algo que aparentemente se da por hecho, por descontado y por sabido; así nos va después. La sociedad trata la muerte como un tema tabú. Todos sabemos que está ahí pero ninguno la mencionamos, no sea que el no indagar sobre ella parezca que hace que ella tampoco indague sobre nosotros y no nos abrace mortalmente; cosa falsa por supuesto, ya que todos, absolutamente todos, morimos tarde o temprano.


    Que todos morimos es en cierta medida un consuelo. Lo que sí sería realmente preocupante es que sólo muriesen unos pocos y que otros viviesen eternamente; eso sí que sería aterrador. Visto así, la muerte es un tema universal que nos atañe a todos sin distinción, y que si morimos todos, tan malo no puede ser.


    Desde que tengo uso de razón, la muerte me ha intrigado y atormentado sobremanera, no en vano era hipocondríaco y sufría de ansiedad crónica. Recuerdo que de pequeño —con cuatro o cinco años— le pregunté a mi padre a ver dónde íbamos cuando moríamos. No recuerdo la respuesta, pero seguro no me fue satisfactoria, ya que desde entonces he padecido crisis de ansiedad y de angustia que bien podrían figurar en el libro Guiness. Crisis que «casualmente» desaparecieron el día que dejé de temer la muerte, el día que comprendí que no había motivos para temerla.


    Me eduqué en un entorno laico. No fui bautizado ni hice la comunión. Mis padres no creían en nada y decidieron, cosas que les agradezco profundamente, no inculcarme ningún dogma y dejarme libre de elegir el mío propio cuando fuese mayor, si así lo decidía por mí mismo. Durante mi infancia, las palabras «alma», «espíritu» y «Dios», fueron ajenas a mi vocabulario cotidiano. «¿Dónde vamos cuando morimos?», creo que era obvio para mí en aquel entonces: a nuestro cuerpo se lo comen los gusanos y nuestra consciencia se torna en inconsciencia. Eso era todo. Eso me aterraba: la inconsciencia, dejar de ser consciente, dejar de ser. «¿Pero por cuánto tiempo?», me preguntaba. Eternamente; los que mueren no vuelven nunca jamás. ¿Eternamente? Eternamente. Esa era otra palabra que también me aterraba. No concebía en mi mente la inconsciencia, y mucho menos la inconsciencia eterna, pues eso implicaba no haber existido nunca, si no puedes recordar lo vivido algún día, después de la eternidad. Imaginaba una sucesión de días interminables. Imaginaba a nuestros ancestros, los hombres primitivos, que llevaban muertos miles de años, en ese estado de inconsciencia eterna pero sin disolver su idea de identidad. Imaginaba que yacían bajo tierra inconscientes, con sus cuerpos totalmente deshechos; un día, y otro, y otro... Pero miles de años era una insignificancia comparado con la eternidad. No podía concebir una sucesión infinita de días, mi mente no daba tanto de sí para tal empresa. Sólo podía concebir que algún día esa eternidad se acabase, pero ello implicaba ser consciente de que había terminado, por lo que llegábamos a una contradicción y se rompía la premisa de una eternidad inconsciente.


    Por tales motivos, una eternidad inconsciente e irreversible me parecía algo en extremo absurdo. Vivir unos pocos años para luego sumirnos en una inconsciencia perpetua me parecía la mayor de las crueldades; la vida no podía ser tan imperfecta como para diseñar una muerte de ese cariz. Algo fallaba en el razonamiento sobre la muerte, algo se nos escapaba a los seres humanos en nuestro conocimiento sobre ella. ¿Cómo era posible que esa cuestión tan vital no fuese lo primero que nos enseñaran en la escuela desde pequeños? ¿Cómo podía vivir la gente con esa idea tan fatalista sobre la muerte? ¿Para qué empeñarnos en hacer nada con nuestras vidas, si tarde o temprano la muerte iba a sumirnos en un estado de eterna inconsciencia, donde nada de lo realizado previamente tendría valor alguno? Algo se nos escapaba.


    Bueno, en aquel entonces ya había descubierto algo: no tenía miedo a la muerte, sino al estado de inconsciencia perpetua, de inconsciencia eterna. La muerte no es más que una palabra que hemos escogido para designar un estado, pero, ¿es ese estado que designamos con la palabra muerte, lo que realmente sucede cuando morimos? ¿Qué sucede realmente cuando nos morimos? ¿Es posible saberlo, o es un conocimiento velado, oculto, unicamente accesible cuando llegue nuestra hora? ¿Cómo enfocar nuestra vida entonces ante tan sórdida incógnita?


CONTINUARÁ...

LA RESPIRACIÓN COMPLETA O YÓGUICA


En un anterior post explicamos la respiración abdominal. Hoy explicaremos la respiración completa o yóguica, sin lugar a dudas las dos técnicas respiratorias más importantes. Es importante aprenderlas bien e integrar sus conceptos para después aprender técnicas más sofisticadas.


Respiración completa o yóguica


Ejecución:

Para aprenderla bien, lo haremos tumbados boca arriba. Con el tiempo podemos hacerlo sentados.

1º- Cerrar los ojos y relajar bien el cuerpo.
2º- Soltar bien todo el aire por la nariz.
3º- Inspiramos por la nariz llenando primero la zona abdominal, acto seguido la zona costal y terminamos llenando los pulmones en la zona alta.

4º- Retenemos el aire un segundo y comenzamos a soltar nuevamente por la nariz, sin importar el orden de vaciado.
5º- Repetimos el ciclo unas cuantas veces, con la mente concentrada en lo que hacemos.

Beneficios:

- Aprendemos a utilizar la musculatura respiratoria a la vez que la fortalecemos.
- Oxigenación de la sangre y mayor eliminación de toxinas al favorecer los procesos anabólicos y catabólicos de las células. 
- Generación de relajación, paz y equilibrio emocional.

Para mayor detalle puedes ver este videotutorial:


GANESHA, EL DESTRUCTOR DE OBSTÁCULOS

El Hinduismo posee una infinidad de divinidades, pero lo que pocos saben es que en esencia es una religión monoteísta. Las diferentes divinidades que la pueblan son aspectos de dicha divinidad; así, Ganesha, el Dios Elefante, es ese aspecto demoledor que nos hace superar todos los obstáculos que se hallan a nuestro paso.

Ganesha es el primer Dios que invoca el yogui en sus cantos, en sus mantras.


Ganesha


Bien, antes de que nadie se alerte, vamos a explicar bien este concepto.

No hay que ser hinduista ni creer en dioses hindúes para practicar Yoga; de hecho yo mismo no creo en ninguno y me da bastante repelús todo lo que «huele» a religión, no obstante vamos a encontrar su significado práctico en ello.

El lenguaje Sánscrito, que es el idioma de los mantras, es un lenguaje diseñado bajo unas estrictas reglas de gramática (Vyakarana). También se le llama Devanagari (el idioma de los Dioses) porque dicen que fue un regalo de los Dioses, un idioma revelado. Eso no lo sé y no puedo afirmarlo, lo cierto es que su estructura de sonido tiene unas peculiaridades muy interesantes a nivel de vibración.

La palabra Ganesha, no sólo es el nombre del dios elefante, también trata de invocar ese aspecto «destructor de obstáculos» que yace en nosotros. Los obstáculos siempre son lo primero que hay que vencer para avanzar en el camino, por ello es lo primero a invocar.

Hay también que diferenciar dos cosas importantes: la invocación y la evocación. Mediante la invocación hacemos una llamada a una determinada energía o situación y mediante la evocación actualizamos al momento presente un estado de ánimo favorable. Si en algún momento de nuestra vida nos hemos sentido llenos de coraje y capacitados para superar cualquier cosa, la evocación nos permite recuperar ese estado y volver a sentirlo.

Otro ingrediente importante es la devoción, de la que ya hablaremos en otra ocasión y no tiene necesariamente que estar asociada a ninguna religión. El Bhakti Yoga trata ampliamente este tema; es el Yoga de las emociones sublimadas. Hay que cantar los mantras con devoción, dicho sea de paso, que no es otra cosa que concentrar las emociones en un punto; algo parecido a la concentración, que es concentrar la mente en un punto.

En cualquier caso, creas o no creas (mejor no creerse nada de momento), seguro que en tu vida hay numerosos obstáculos que te impiden ser feliz y realizarte. La invocación y la evocación son buenas herramientas que harán que todas tus células, todo tu ser, vibre en una determinada frecuencia que haga despertar en ti ese poder latente asociado a Ganesha, el destructor de obstáculos.

La vibración es la clave de todo...

Te dejo con un mantra de Ganesha, interpretado magistralmente por David Newman. Disfrútalo.



AYÚDAME A MEJORAR EL BLOG CON ESTE CUESTIONARIO


EL EJERCICIO DEL GATO

Antes de iniciarnos con el Saludo al Sol, el ejercicio estrella del Hatha Yoga, vamos a preparar la espalda con el "ejercicio del gato", un ejercicio excelente como pocos.

Es muy sencillo de realizar, apto para cualquier persona (incluidas las embarazadas a las que les irá genial realizarlo) y con grandes beneficios para la espalda y para la caja toráccica. Con él también aprenderemos a respirar correctamente, ya que es fundamental coordinarlo con la respiración.


EJECUCIÓN:

De rodillas en el suelo (sobre una esterilla o manta), con las piernas y los brazos paralelos y un poco separados, muñecas en línea con los hombros y rodillas en línea con las caderas.

- Al inspirar llevar la cabeza hacia arriba y arquear bien la espalda llevando la cadera hacia afuera. Llenar bien los pulmones de aire.

- Al espirar llevar el mentón hacia el pecho , contraer bien la espalda y llevar la cadera hacia adentro. Soltar bien el aire por la nariz.

Repetirlo de forma fluida y coordinada unas cuantas veces.

Para mayor detalle puedes ver este videotutorial. Feliz práctica.



EL PENSAMIENTO POSITIVO


Cuando se quemó mi casa,
pude ver por las noches sin obstáculos las estrellas.
                                                                    Provervio Zen

Una vez le preguntaron al gran Thomas Edison cuántas bombillas defectuosas había construido hasta dar con la buena. Unas 100, respondió. ¿Entonces usted ha fracasado 100 veces antes de lograr el éxito? No he fracasado, he aprendido 100 formas de como no hacer una bombilla. 


Positividad


He aquí un ejemplo claro de pensamiento positivo. El pensamiento positivo tal vez sea el ingrediente más importante para disfrutar de una vida plena, feliz y creativa; amén de las circunstancias externas que nos envuelvan.


Somos lo que pensamos y nos convertimos en el fruto de nuestros pensamientos. ¿Por qué? Porque a nuestras acciones les preceden nuestros pensamientos. En la mayoría de las personas el pensar va antes que el actuar. Nuestra vida es el resultado de nuestras acciones, de nuestros actos (tanto pequeños como grandes); nuestros actos son el resultado de nuestros hábitos, y los hábitos los conforman nuestros pensamientos y por lo tanto, el hombre se convierte en lo que piensa.


Hábitos positivos


¿Eres un desgraciado, no vales nada, no mereces nada, no te sientes capaz? Pues probablemente sea cierto y la vida reflejará eso en ti. Después tú dirás «¡Ves como tenía razón!»

¿Eres un triunfador, alguien que no ve obstáculos sino oportunidades, alguien que utiliza el mismo suelo que lo tira para levantarse? Probablemente el éxito llame a tu puerta tarde o temprano.

¿Eres un punto intermedio (como la mayoría) con altibajos de pensamiento positivo y negativo? Entonces tu vida tendrá picos y valles.



Cita de Henry Ford


El pensamiento positivo es un pensamiento realista, y esto ha de quedar claro. No todo en la vida es de color de rosa, pero hay que ser agudos e inteligentes como para sacar jugo a todas las experiencias, por muy negativas que sean, y así avanzar siempre hacia adelante.

¿Cómo decirle que sean positivos a las personas que acaban de perder su trabajo o que están desempleados sin apenas esperanza de cambiar de situación? ¿Cómo hablar sobre la importancia de ser positivos a las personas que pasan hambre, que están enfermas o que acaban de perder a un ser querido? Con suavidad, con cautela y con ejemplos.

Se requiere de un gran adiestramiento para superar la dualidad de los opuestos (espejismo donde los haya). La vida está cargada de estas experiencias, ora teñidas de dicha, ora de sufrimiento extremo. Pero mientras sigamos vivos, mientras una chispa de vida anime nuestros vehículos físicos, hay que mantener la mente afilada y positiva para aprender al máximo de las experiencias, para así superarlas y transcenderlas.

La polaridad se transciende en el centro, después de haber vivido y aprehendido ambos polos. Si hay algo en tu vida que te provoca tribulación, piensa que con la actitud adecuada cada día estás más cerca de que llegue a su fin y pase al otro polo, para, igualmente superarla e integrarla en el centro. Si te estancas en un polo, cada vez se irá cargando de más energía y más complicado resultará salir de él.

Los fracasos nos catapultan hacia el éxito; la pobreza agudiza el ingenio; la enfermedad propicia valorar mejor la salud postrera; el desamor templa nuestro corazón, lo desgarra y las cicatrices que quedan de recuerdo hacen que a través de ellas se filtre mucho más amor.

Fe, esperanza y amor. Nada más hace falta. La fe es la máxima expresión del pensamiento positivo: fe en la vida, en que todo tiene un propósito ordenado. Esperanza como sublimación emocional que se convierte en escudo; escudo que nos protege de las adversidades y nos hace resistir lo indecible porque sabemos que todo es transitorio. Y amor como máxima expresión de la acción; el amor es la maestría de la acción.

El cuerpo físico es el chasis de nuestra nave; las emociones nuestro motor, lo que nos impulsa, lo que nos mueve. La mente es la dirección, el timón... Por eso es tan importante el pensamiento positivo, pues él nos permitirá llegar a buen puerto.

Pregunta típica donde las haya, ¿cómo ves el vaso, medio lleno o medio vacío?


¿Vaso medio lleno o medio vacío?


Yo lo veo siempre lleno: lleno hasta la mitad de agua, y lleno hasta el borde de aire. Siempre lleno. Si está completamente vacío de agua no te preocupes, fijate cuánto potencial tiene para ser llenado de nuevo. Si está completamente lleno de agua no te vanaglories, pues el agua estancada se pudre, mi consejo es que te lo bebas y lo vacíes, para darle un mensaje a la vida: que te ofrezca nuevas experiencias y que haya movimiento pues aún estás vivo...

LA PHILOSOPHIA PERENNIS

  En el estudio comparado de las religiones, hay demasiadas similitudes, demasiadas convergencias que parecen indicar una Tradición Unánime, una Tradición Primordial, una Philosophia Perennis. Todo deriva de ella, surgiendo con el tiempo y el espacio, las diferentes corrientes que hoy en día conocemos como religiones y escuelas de pensamiento. Digamos que la Philosophia Perennis es el tronco, y todo lo demás son sus ramas.



Philosophia Perennis


¿Por qué hay tantas semejanzas entre el cristianismo, el paganismo, el hinduismo, el zoroastrismo, el budismo, el islam, las religiones mistéricas babilónicas y griegas, la religión egipcia, y todas las escuelas iniciáticas? ¿Por qué todas las tradiciones dan por sentada la existencia de Dios, del más allá y de la vida después de la muerte? Sólo se me ocurren tres posibles respuestas para tales hechos:

1-     Existe una única Verdad con mayúsculas; inmutable y universal. Todos los grandes maestros, iluminados e iniciadores de los diferentes sistemas religiosos y místicos, tuvieron acceso a esa Verdad, mas al expresarla después, la tiñeron acorde a la época, el lugar, la cultura, y la expresión personal de sus mentes concretas, incidiendo en un aspecto particular de esa verdad: amor, sabiduría, belleza, pureza, moral, etc.

2-     Todas las religiones y demás sistemas de pensamiento derivan de uno sólo: del primero (Philosophia Perennis). Y a lo largo del tiempo y del espacio ha ido transformándose, como es lógico, hasta la diversidad que conocemos hoy en día. Algo así como los idiomas que parten de una lengua madre.

3-     Una suma de los dos postulados anteriores.

Sólo de esta forma se me ocurre dar respuesta a las innegables coincidencias y nexos en común que existen entre todas las religiones y sistemas de pensamiento místico.

¿Por qué coinciden? Porque tratan  sobre temas universales, intemporales, transcendentales, que son válidos para todo ser consciente de todo planeta, toda época y toda circunstancia. Es el Misterio de Misterios; aquello que una vez conocido, hace que deje de ser necesario saber cualquier otra cosa.

 ¿Por qué se creó el Universo? ¿Con qué finalidad? ¿Por qué son como son las leyes de la física? Aunque es una posibilidad, el azar lo excluyo completamente; no concibo, ni remotamente, que el Universo exista por casualidad, gobernado por unas leyes carentes de inteligencia, carentes de propósito.

Todo el mundo sabe que toda obra de arte tiene un artista que la creó; que toda obra de ingeniería tiene un ingeniero que la diseñó, con una finalidad útil y concreta además; que toda construcción tiene un arquitecto que la ideó con fines prácticos. Ahora bien, ¿por qué el Universo, por ley de analogía, iba a ser diferente?, ¿por qué tan magna obra iba a carecer de autor y de finalidad concreta? 


Todo esto hablando desde la mente, mas ¿qué nos dice el corazón sobre tales asuntos? Yo no concibo ni con la mente ni con el corazón que el Universo sea un absurdo sin sentido, sin propósito, sin finalidad. No concibo que con la muerte del cuerpo físico se acabe todo para un ser consciente; ni concibo que no haya un orden, aun en el más absoluto de los desordenes.

No me cabe la menor duda de que el Universo fue creado con profundo amor, para que nosotros, los seres conscientes, lo utilicemos como escenario donde evolucionar, aprender, perfeccionarnos, y en última instancia, expandir nuestra consciencia hasta su paroxismo; hasta un nivel próximo de aquél, o aquellos, que lo crearón. Tal es la finalidad del Universo: servir de escenario; proporcionar las bases materiales para que el espíritu pueda expandirse. He aquí el misterio de la materia.

¿Quién lo creó? «A Dios nadie puede conocerle, pero quien conoce al Hijo, conoce al Padre». ¿Quién es el Hijo? El Hijo soy Yo (leido en primera persona, somos cada uno de nosotros). Por eso, «¡oh hombre!, conócete a ti mismo, y hallaras el conocimiento del Universo y de los Dioses».
 

No creo en el dios de los cristianos, ni en el de los hindúes, ni en el de los judíos, ni en el de los musulmanes, ni en el de otras instituciones religiosas. Creo en un Dios Universal, válido para todos los seres habidos y por haber, y para todos los millones de planetas que pueblan este vasto universo. ¿Os imagináis dentro de cincuenta mil años, cuando la Humanidad esté repartida por el Sistema Solar y por sistemas estelares vecinos, que se siga dando culto a Jesucristo, a Yavé o a Alá, con sus respectivas instituciones? ¿Os imagináis a los seres inteligentes de un planeta de una lejana galaxia adorando a Jesús como "el único Hijo de Dios", o a sus mujeres llevando el rostro cubierto por un velo y sus derechos entrecortados "porque lo ha dicho Alá"? Si no es válido para todos, no es válido para ninguno; y cuando digo «todos», abarca hasta el último ser del último confín del Universo.


La Philosophia Perennis es aquella que trasciende toda época, lugar y cultura. Las matemáticas superiores (de las que ya hablaremos en otro post) son su lenguaje simbólico. Los símbolos ecuménicos que alberga pueden ser válidos para todos, pues transmiten principios Universales. 

Las religiones de masas, con sus respectivas instituciones, tienen cierta función en la sociedad, aunque la mayoría están desfasadas, desactualizadas y a punto de llegar a su fecha de caducidad (un eon más su periodo de transición y algún que otro coletazo). No voy a meterme con ellas... No de momento.

Es tiempo de que el hombre comience a caminar por sí mismo, y de que halle las verdades eternas en el templo más sagrado que existe, en el de su corazón. No hace falta ir a ningún sitio, ni afiliarse a nada, ni hacer ningún voto... Sólo siéntate cómodamente, cierra los ojos, haz la paz en ti, mantén tu mente centrada en la luz del ser, y que tu conciencia se vaya expandiendo. Poco a poco; día a día; año a año...

No te creas nada, investiga, contrasta información, piensa por ti mismo, medita, sirve, avanza, genera luz... Conviértete en antorcha.

También te interesará: